Por: Hernán MontecinosUn nuevo escándalo ha venido a salpicar la vapuleada imagen del gobierno y partidos de la Concertación… ¿Ad portas de un nuevo hecho corrupto? Al parecer todo tiende a indicar que sí. Como todos los chilenos sabemos, una seguidilla de hechos, por decir lo menos, poco transparentes, se han venido sucediendo en nuestro país, transformándose en recurrente comidillo político de actualidad, y factor preocupante para las autoridades de gobierno por la imagen que ello ha estado fijando en el imaginario colectivo de la gente. Como quiera que sea, todo tiende a indicar que la corrupción en Chile no ha cedido ni un milímetro; al contrario, pareciera ser un hábito en los sucesivos gobiernos de la Concertación que, donde quiera que hayan estado presente las decisiones de sus funciones, éstas han estado marcadas, en forma abierta o solapada, por el estigma de la corrupción o, a lo menos, cubiertas bajo el manto de la duda y la sospecha. .
No necesito mencionar el extenso listado de hechos y situaciones que, de un tiempo a esta parte, se han estado denunciando como actos corruptos, por resultar ello muy lato y, de paso, alargar innecesariamente mi comentario. En efecto, en un menú tan variado de decisiones administrativas que han caído bajo sospecha, por encontrarse ausentes los mínimos requerimientos de ética y probidad pública, para el caso, voy a llamar la atención sobre el último de los escándalos conocidos, el affaire relacionado con las “Becas Presidente de la República”. Un beneficio codiciado por jóvenes profesionales, por encontrarse implicado en ello, ni más ni menos, que el financiamiento completo, por parte del Estado, de estudios de post grados en universidades extranjeras, incluido la no despreciable suma de US. $ 1.000 mensuales por beneficiado para solventar gastos personales.
Se ha sabido que dichas becas eran otorgadas por un Consejo de Ministros, pero no se sabe los criterios, ni los procedimientos que imperaban para otorgarlos. También se sabe que entre los beneficiados se cuentan a familiares y amigos de connotados personeros políticos de la Concertación como, por ejemplo, a hijos/as de Sergio Bitar, Alejandro Foxley, Eduardo Aninat, Soledad Alvear, José Miguel Insulza, así como también los actuales ministros Ricardo Lagos Weber, Sergio Espejo y Laura Albornoz. Además sobrinos/as del ex presidente Eduardo Frei, el hijo del ex ministro Etchegaray, etc. Tampoco se sabe si éstos o los demás, lograron terminar sus estudios, y que contribuciones han realizado a favor del Estado una vez terminado éstos, en compensación a la entrega de la beca, ni que costo tuvieron. Asimismo no se sabe las acciones que ha seguido el Estado para recuperar los recursos cuando no se hayan cumplido todos los “requisitos". En fin, para variar, toda una nebulosa en la que la transparencia siempre ha sido la gran ausente.
Un muy buen tema para que un/una periodista especializado, con acceso a toda la información que se pueda recabar sobre el asunto, pudiera hacer una minuciosa investigación para sacar a luz toda la podredumbre que pareciera haber en el fondo de ello. No me cabe la menor duda que, si dicha investigación se hiciera, dejaría al descubierto una intrincada red de nexos y conexiones en donde el favoritismo político sería el motivo para el otorgamiento de tan preciado beneficio. En ello no estarían beneficiados sólo la parentela de la elite política, sino también, y sobre todo, un nutrido número de camaradas y operadores políticos adherentes a los partidos de la Concertación, a los que se les estarían devolviendo o pagando favores políticos.
Pero como siempre suele suceder en situaciones sospechosas como éstas, de inmediato surgen voces oficiales que tratan de bajarle el perfil al asunto. Así, entre otros, tanto el vocero de gobierno, Ricardo Lagos Weber, como la ministra de planificación Clarisa Hardy, han declarado públicamente que las becas otorgadas los han sido por “méritos profesionales” de los beneficiados. Entonces, ¿querría decir que los demás postulantes eran unos tontos o que no tenían méritos suficientes para otorgarles el beneficio?... ¿O es que acaso los que están relacionados con la Concertación son los únicos iluminados e inteligentes en este país que deben ser elegidos para cuanto cargo técnico se tenga que ocupar sea por concurso o no? Como los chilenos no tenemos un pelo de tonto, la respuesta que tenemos que dar a esto es, ¡a otro perro con ese hueso!
Ahora bien, si tenemos que reconocer que dentro del listado de los beneficiados hay quienes sí han tenido mérito para ello, en otros no pocos casos, esto no ha sido así, los que lo han sido privilegiadamente por el puro pituto político o por razones de amiguismo y compadrazgo, y por cierto, por existir lazos familiares en todos los grados (hijos, sobrinos, tíos, primos, yerno, nueras, etc.). Por eso, insisto, en que es necesario se realice una minuciosa investigación que se aboque a estudiar todas estas relaciones y nexos, la que de hacerse, no me cabe la más mínima duda que la escandalera sería mayor aún de la que hasta ahora se ha producido.
Y para que no se diga que exagero en esto, dice el refrán popular que para muestra basta un botón. Sin embargo, para el caso, me voy a permitir entregar dos botones de muestra: En primer lugar, el caso del becario Alberto Etchegaray de la Cerda, hijo del ex ministro de la vivienda en el gobierno de Aylwin. Estudió derecho en la Universidad Diego Portales, recordando un docente de esa casa de estudios que éste era un estudiante promedio, “ni pésimo ni excelente”. Pero es el caso que este alumno promedio, egresado el año 1996, ya en el año 1998 asumía el cargo, ni más ni menos, como director del “Consejo Nacional Beca Presidente de la República”, para estudios dentro de Chile. Este alumno promedio renunció al cargo el año 2000 para hacerse acreedor a la Beca Presidente de la República” para hacer un Magíster en la Universidad de Georgetown en Washington. Curioso caso, más sobre todo cuando no sabía hablar inglés. Apenas volvió de EEUU se integró al comando de la presidenta Bachelet. ¿Todo muy transparente verdad?... ¿Meritorio? Permítanme reírme, así de simple.
Mención aparte merece el caso de Ricardo Lagos Weber, actual Ministro, vocero de gobierno, e hijo de su papá, el inefable Ricardo Lagos Escobar, ex presidente de Chile. Me atrevo apostar que este niño prodigio, o niño maravilla, verdadero saltimbanqui de la política, si no hubiera sido hijo de quien es, en Chile nadie lo conocería. En efecto, apenas llegado papá Lagos a la Moneda lo primero que hace es designar a su pródigo hijo adjunto al Ministerio de Relaciones Exteriores. Por supuesto, un nombramiento hecho a dedo saltándose todas las vallas y concursos. Como dilecto hijo de su papá hizo su meteórica carrera política amparado bajo la sombra de éste. Dicho en buen chileno, representa al prototipo del niño “apapado”. Y para que no se diga que esto es un invento mío, hago recordar que en la elección parlamentaria pasada, al intentar presentarse como candidato a diputado por el PPD, fue su propio partido el que lo vetó y le cerró el paso, arguyendo que tenía muy poca o ninguna relación partidaria con su partido, y que más bien obedecía a las sombras del poder proveniente desde La Moneda
Por lo demás, bien sabemos que Ricardo Lagos Weber, se trasviste la mitad de su tiempo para convertirse en bombero, corriendo presuroso a apagar todos los focos de incendio que dejó su padre. Una vergüenza para un vocero que se aprovecha de su alta posición para defender los desatinos y mala administración que dejó el gobierno de su padre y que de paso han puesto en jaque a una compungida señora presidenta, que ya no sabe que hacer con la papa caliente que le dejó en sus manos como legado, entre todos ellos, y sobre todo, el problema de la corrupción que a estas alturas ya transversaliza a la mayoría de las instituciones públicas.
Con el discurso de los “méritos” profesionales se ha tratado de defender los desatinos de funcionarios poco idóneos Por nombrar los casos más connotados, sólo menciono el caso de la ex subsecretaria de Chile Deportes, Catalina Depassier, la que fue defendida a ultranza por el gobierno, esgrimiendo una supuesta idoneidad y méritos profesionales, lo que como sabemos pronto se derrumbó cuando se supo que hasta se había inventado un título profesional que nunca obtuvo. Y eso, sin contar con el hecho que resultó ser una muy buena pitutera, de esas que se lo agarraba todo. También, con sólidos argumentos, está la denuncia de Patricio Navia (que no es santo de mi corte) respecto de los pituteos del hijo de la actual presidenta, pese a la mediocridad de su formación académica. No olvidemos también el escandaloso caso de un diputado de la Concertación, del partido radical, quien fue desaforado y perdió su cargo por haberse inventado fraudulentamente un certificado de enseñanza media
Como ya lo dije, podría escribir páginas y páginas para desvirtuar con ejemplos aquellas declaraciones que hablan de funcionarios idóneos con supuestos atributos profesionales para ocupar tales o cuales cargos. Una situación que se repite ahora con el caso de los becados.
Como resumen, todos los antecedentes parecen indicar que nos encontramos ante un nuevo festín, un nuevo asalto al poder, un nuevo botín de guerra, para beneficio de una privilegiada elite política que, en eso de meter las manos, o usufructuar de los beneficios que entrega el poder, siempre se han encontrado prestos y diligentes, convencidos de la seguridad protectora que hay tras ellos, brindada por las altas autoridades públicas, todos ellos personeros políticos, correligionarios suyos, dispuestos a cubrirles las espaldas ante cualquier asomo de ser descubiertos, en cualquiera de sus saqueos al Estado para beneficio propio.